martes, 28 de enero de 2020

EL MEDIO FÍSICO: HORNACHUELOS

Al norte del accidente tectónico conocido como fa-
lla del Guadalquivir, se extiende la zona de la pro-
vincia de Córdoba conocida como Sierra Morena,
topónimo que hace referencia al color oscuro de los
materiales y suelos que en esta cadena montaño-
sa se desarrollan y que contrastan poderosamente
con los colores claros y vivos de la Campiña.
Esta pobreza en elementos nutritivos, su textura por
lo general arenosa y con poca proporción de arcilla
y su escasa capacidad de intercambio catiónico,

Así, los máximos pluviométricos se concentran en
los meses de diciembre, enero y febrero. El verano
se caracteriza por una acentuada sequía, que en
los meses de julio y agosto es prácticamente total.
Los niveles medios de precipitación oscilan entre
los 800 mm (Villaviciosa de Córdoba) y los 500 mm
(Hornachuelos).

Las temperaturas, con una media anual de 17’2° C,
presentan una distribución estacional propia del ám-
bito regional en el que se ubica la Sierra, siendo los
meses de verano los más cálidos y los de invierno
los que registran las temperaturas más bajas.
Para concluir se puede afi rmar que, atendiendo a
los criterios de Thornthwaite, Dantin, Cereceda y
Koppen, el clima de este espacio natural puede ser
clasifi cado como Templado cálido (Mesotérmico).
Cuarterones de la Aljabara.
unido a la fisiografía quebrada, ha motivado que
tradicionalmente estos suelos se destinen a usos
forestales y ganaderos, al ser casi nula su aptitud
agrológica. Esto sin duda ha contribuido al actual
buen estado de conservación de la vegetación na-
tural.


HIDROLOGÍA 



El drenaje de la Sierra de Hornachuelos, en gran
medida, depende de la red hidrográfi ca del Bem-
bézar. No obstante, también destacan las cuencas
del Retortillo, que marca el límite al oeste del Par-
que Natural, y del Guadiato, que constituye el límite
este.

 
 CLIMA


El clima de la Sierra de Hornachuelos viene deter-
minado por varios factores, algunos de carácter di-
námico, comunes a la Cuenca Baja del Guadalqui-
vir, y otros locales que singularizan a esta comarca,
e incluso a sectores distintos dentro de ella.
La confi guración altitudinal de la Sierra provoca el
gradual incremento de las precipitaciones al au-
mentar la altura, paralelamente a la continentaliza-
ción de las temperaturas. Sin embargo, la confi gu-
ración topográfi ca distorsiona notablemente este
esquema, al actuar modifi cando la frecuencia y la
intensidad horaria de las precipitaciones.
El relieve actúa también aumentando la intensidad
horaria de la lluvia, aunque no su frecuencia. Esta
intensidad de precipitaciones, que en líneas ge-
nerales es muy elevada, provoca una importante
erosión hídrica, sobre todo en los suelos desnudos
después de la estación seca.
El Bembézar forma un valle de abruptos barrancos.
En la fotografía, Embalse de Derivación en Los Ángeles.

Los ríos y arroyos de esta red presentan,
desde el punto de vista hidrológico, ca-
racterísticas comunes, al tratarse de ríos
que nacen en Sierra Morena y desembo-
can en el Guadalquivir. Así, su régimen hí-
drico es el propio de la región mediterrá-
nea de montaña, marcado por las fuertes
oscilaciones de caudal interanuales.
A los citados ríos llegan, además, varios
arroyos que surcan profundos y estrechos
valles y barrancos, como el Névalo, el
Manzano, el Benajarafe, el Guazulema, la
Rabilarga, el Guadalvacarejo o el Guada-
lora, afl uentes del Bembézar. Al Guadiato
llegan otros, como el Guadiatillo y el de
la Cabrilla, al igual que al Retortillo, en el
que desemboca el Arroyo de la Sancha.
Embalse del Bembézar.
Los encajonados valles formados por los tres ríos
principales de la Sierra han servido para la creación
de uno de los más importantes sistemas de embal-
ses de la provincia. Construidos principalmente
para riego, son cuatro los existentes total o parcial-
mente en el Parque Natural: Embalse del Bembézar
(1963, 347 hm 3 ); Embalse de Derivación del Bem-
bézar (1961, 18 hm 3 ); Embalse del Retortillo (1970,
73 hm 3 ); y Embalse de la Breña (1935, 103 hm 3 ).
Finalmente, recordar la relación existente entre esta
amplia red hidrográfi ca y el relieve de la Sierra. Así,
en el sector occidental la red fl uvial, formada por las
subcuencas del Retortillo-Bembézar, mantiene la
dirección dominante de las estructuras hercinianas,
NW-SE. Por el contrario, en el sector oriental el siste-
ma fl uvial de la subcuenca del Névalo y del Guadiato,
ha diseccionado las unidades serranas en dirección
N-S, perdiendo ésta su carácter lineal y continuo.


Antiguo molino en el río Guadalora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario