miércoles, 29 de enero de 2020
LUGAR DESTACADO: DEHESAS DE SIERRA MORENA
- Fecha de declaración: 8 de noviembre de 2002.
- Superficie: 424.400 ha.
- Otras figuras de protección: Parque Natural; Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA); Lugar de Importancia Comunitaria (LIC).
Si bien esta Reserva tiene como elemento más representativo y destacado las dehesas -bosques ahuecados propios de la Península Ibérica- se complementa con otros elementos para conformar su interesante diversidad (riberas, monte bajo, pinares...).
Se tiene constancia de presencia humana desde la prehistoria, que ha ido desarrollando una estructura socioeconómica en función del aprovechamiento de sus variados recursos: ganadería, minería, corcho, agricultura, caza... Históricamente tiene una larga tradición como lugar fronterizo que se materializa en los castillos y baluartes que abundan en su ámbito así como en el mestizaje de las expresiones de su cultura inmaterial.
Esta Reserva está desarrollando algunos proyectos y planes sobre tipología de dehesas, educación ambiental y desarrollo sostenible, que se imbricarán en el futuro Plan de Gestión de la Reserva.
martes, 28 de enero de 2020
LA FAUNA: HORNACHUELOS
El excelente grado de conservación de la vege-
tación forestal de estas sierras, su diversidad de
ecosistemas y el escaso poblamiento del territorio
contribuyen a que el Parque Natural Sierra de Hor-
nachuelos sea el hábitat idóneo para una de las
más importantes comunidades faunísticas de Sierra
Morena. No en vano, se ha constatado la presencia
en el Parque de unas 425 especies animales, de
las cuales algo menos de 200 pertenecen a inver-
tebrados, entre las que destacan las asociadas a
los cursos de agua y que constituyen un excelente
bioindicador de la calidad de los ríos y arroyos en
los que habitan. Dentro de los vertebrados, el gru-
po más numeroso lo constituyen las aves, con 165
especies, seguido a considerable distancia por los
mamíferos (30 especies), reptiles (19 especies), anfibios (11 especies) y peces (9 especies).
los mamíferos
Otras especies de mamíferos que tienen en estos
montes su hábitat son, aparte de las cinegéticas
(ciervo y jabalí, principalmente), los depredadores,
cuya considerable diversidad se deriva del excelen-
te grado de conservación de los hábitats. Así, des-
tacan el meloncillo, la gineta, el tejón, la comadreja,
el turón, la garduña o la nutria. Por último, citar a
las interesantes comunidades de murciélagos, con
especies como el amenazado murciélago mediano
de herradura.
Sin embargo, los grupos faunísticos más interesan-
tes son las comunidades de aves y de mamíferos.
Dentro de estos últimos, el retroceso general de las
poblaciones de lobo y lince ha afectado considera-
blemente a estas sierras, donde desde hace varios
las aves
En cuanto a la avifauna, la densidad de rapa-
ces del Parque Natural Sierra de Hornachuelos
es, posiblemente, la mayor de toda la provincia.
Aparte de este importante grupo, es destacable
la presencia de abejaruco, martín pescador o mir-
lo acuático, que tiene en esta Sierra uno de los
pocos puntos de reproducción de Córdoba. Entre
las cinegéticas, la perdiz es una de las especies
de caza menor más buscadas.
Gato montés.
tación forestal de estas sierras, su diversidad de
ecosistemas y el escaso poblamiento del territorio
contribuyen a que el Parque Natural Sierra de Hor-
nachuelos sea el hábitat idóneo para una de las
más importantes comunidades faunísticas de Sierra
Morena. No en vano, se ha constatado la presencia
en el Parque de unas 425 especies animales, de
las cuales algo menos de 200 pertenecen a inver-
tebrados, entre las que destacan las asociadas a
los cursos de agua y que constituyen un excelente
bioindicador de la calidad de los ríos y arroyos en
los que habitan. Dentro de los vertebrados, el gru-
po más numeroso lo constituyen las aves, con 165
especies, seguido a considerable distancia por los
mamíferos (30 especies), reptiles (19 especies), anfibios (11 especies) y peces (9 especies).
comunidades faunísticas− Sector oriental, al norte del Embalse de La
Breña: destaca la presencia del águila real y
perdicera y por ser el último territorio habitado
por el lince en el Parque.
Las citadas especies se interrelacionan entre sí en
la Sierra de Hornachuelos dando lugar a comunida-
des faunísticas de destacable diversidad, especial-
9Parque Natural
Sierra de Hornachuelos
− Sector occidental, entre los embalses del
Bembézar y del Retortillo: habitado por las
principales rapaces del Parque, a excepción
del águila imperial.
− Sector septentrional, entre Sierra Alta y El Ca-
bril: área de cría del águila imperial, real y per-
dicera y del buitre leonado.
Haciendo un breve repaso por cada uno de los
grupos faunísticos existentes, dentro de los reptiles
destaca la presencia del lagarto ocelado, de la ví-
bora hocicuda y de la salamanquesa rosada o cos-
tera. En cuanto a los anfi bios, en los ríos y arroyos
no es difícil encontrar ejemplares de rana común,
tritón jaspeado o salamandra. Con respecto a los
peces, la construcción de los embalses sobre el
Guadiato, el Bembézar y el Retortillo ha hecho po-
sible la convivencia de especies autóctonas, como
el barbo, con alóctonas, como el black-bass y la
carpa; también es posible encontrar, en los cursos
de agua mejor conservados, al escaso jarabugo y
a la boga de río.
Gineta.
años no se ha detectado la presencia segura de
ningún ejemplar de estas especies. Los responsa-
bles del proyecto de recuperación del lince ibérico,
sin embargo, han puesto sus esperanzas aquí y en
una posible futura reintroducción, para la que sería
esencial la existencia de una población de conejo
lo sufi cientemente importante como para servir de
base alimenticia al felino más emblemático de la
fauna española.
Breña: destaca la presencia del águila real y
perdicera y por ser el último territorio habitado
por el lince en el Parque.
Las citadas especies se interrelacionan entre sí en
la Sierra de Hornachuelos dando lugar a comunida-
des faunísticas de destacable diversidad, especial-
9Parque Natural
Sierra de Hornachuelos
− Sector occidental, entre los embalses del
Bembézar y del Retortillo: habitado por las
principales rapaces del Parque, a excepción
del águila imperial.
− Sector septentrional, entre Sierra Alta y El Ca-
bril: área de cría del águila imperial, real y per-
dicera y del buitre leonado.
Haciendo un breve repaso por cada uno de los
grupos faunísticos existentes, dentro de los reptiles
destaca la presencia del lagarto ocelado, de la ví-
bora hocicuda y de la salamanquesa rosada o cos-
tera. En cuanto a los anfi bios, en los ríos y arroyos
no es difícil encontrar ejemplares de rana común,
tritón jaspeado o salamandra. Con respecto a los
peces, la construcción de los embalses sobre el
Guadiato, el Bembézar y el Retortillo ha hecho po-
sible la convivencia de especies autóctonas, como
el barbo, con alóctonas, como el black-bass y la
carpa; también es posible encontrar, en los cursos
de agua mejor conservados, al escaso jarabugo y
a la boga de río.
Gineta.
años no se ha detectado la presencia segura de
ningún ejemplar de estas especies. Los responsa-
bles del proyecto de recuperación del lince ibérico,
sin embargo, han puesto sus esperanzas aquí y en
una posible futura reintroducción, para la que sería
esencial la existencia de una población de conejo
lo sufi cientemente importante como para servir de
base alimenticia al felino más emblemático de la
fauna española.
los mamíferos
Otras especies de mamíferos que tienen en estos
montes su hábitat son, aparte de las cinegéticas
(ciervo y jabalí, principalmente), los depredadores,
cuya considerable diversidad se deriva del excelen-
te grado de conservación de los hábitats. Así, des-
tacan el meloncillo, la gineta, el tejón, la comadreja,
el turón, la garduña o la nutria. Por último, citar a
las interesantes comunidades de murciélagos, con
especies como el amenazado murciélago mediano
de herradura.
Sin embargo, los grupos faunísticos más interesan-
tes son las comunidades de aves y de mamíferos.
Dentro de estos últimos, el retroceso general de las
poblaciones de lobo y lince ha afectado considera-
blemente a estas sierras, donde desde hace varios
las aves
En cuanto a la avifauna, la densidad de rapa-
ces del Parque Natural Sierra de Hornachuelos
es, posiblemente, la mayor de toda la provincia.
Aparte de este importante grupo, es destacable
la presencia de abejaruco, martín pescador o mir-
lo acuático, que tiene en esta Sierra uno de los
pocos puntos de reproducción de Córdoba. Entre
las cinegéticas, la perdiz es una de las especies
de caza menor más buscadas.
Gato montés.
VEGETACIÓN: HORNACHUELOS
La cobertura forestal de la Sierra de Hornachuelos
se puede considerar, quizás, como la mejor con-
servada de la provincia de Córdoba, debido tanto
al despoblamiento de la zona como al tradicional
uso cinegético al que la Sierra ha estado someti-
da desde tiempos históricos. Constituida por espe-
cies propias del clima mediterráneo, de inviernos
suaves y veranos muy secos y calurosos, destacan
dentro del Parque Natural aquellas especies arbó-
reas, arbustivas y de matorral más características
del bosque mediterráneo.
Sintetizando, las 60.032 ha que conforman este
Parque Natural se pueden distribuir, en lo que a ti-
pos de formación forestal se refi ere, de la siguiente
forma:
- El 30% de la superficie la ocupan bosques mix-
tos, principalmente de encina y alcornoque.
-El 23% de la superfi cie corresponde a dehesa,
ya sea de encina, de alcornoque o mixta.
-El 21% está cubierto por bosques puros, bási-
camente de encina o de alcornoque.
-El 20% lo ocupan formaciones arbustivas y
de matorral (arbustedas, arbustedas-matorral,
matorral, matorral con pastizal).
-El 6% restante de la superfi cie se cubre de di-
versos tipos de formaciones forestales, princi-
palmente pastizales y bosques de ribera.
más abundante e importante de la Sierra de Hor-
nachuelos, apareciendo acompañada por alcor-
noque y quejigo, en los sectores más húmedos, o
por acebuche, en los más secos. En las zonas de
menores altitud y pendiente, allí donde el relieve es
más suave y los suelos más productivos, se pre-
sentan las dehesas; no obstante, no abundan las
de grandes superfi cies, apareciendo limitadas por
la relativa escasez y extensión de sectores llanos
que favorecen su existencia y desarrollo. La encina
se ve asociada en este monte hueco con matorral
poco denso de especies como el romero, las jaras
pringosa y estepa, el torvisco o el cantueso, y por
especies herbáceas pascícolas. En este tapiz de
herbáceas destacan los tréboles, las acederas, los
murajes, los llantenes o diversas gramíneas (Briza
spp, Avena sterilis y Bromus spp.). En las áreas de
sierra, sobre todo en las laderas umbrías de orien-
tación norte, abundan los bosques maduros de
encina, con sotobosque arbustivo y de matorral de
mirto, acebuche, madroño y brezos.
Por su parte, los pisos bioclimáticos que determi-
nan la vegetación del Parque Natural son el termo-
mediterráneo (30% de la superfi cie) y el mesome-
diterráneo (70% de la superfi cie). El primero, que
se caracteriza por estar presente en las zonas más
bajas y cercanas al Valle del Guadalquivir y en una
estrecha franja que penetra desde Hornachuelos
hacia San Calixto, está representado por alcorno-
cales asentados sobre suelos ácidos. El segundo,
típico de las zonas más propiamente serranas, se
cubre principalmente de encinares, tanto adehesa-
dos como en densidad, sobre todo en las laderas
del Embalse del Bembézar y en la parte oriental del
Parque.
Así, el alcornoque forma tanto dehesas, puras o en
mezcla con la encina, como masas espesas, sobre
todo en la mitad sur del Parque, en las zonas más
bajas de suelos ácidos y mayor humedad. La cos-
coja aparece en formaciones de matorral de susti-
tución (coscojares). Por último, el quejigo crece por
los parajes más húmedos, en las umbrías de valles,
barrancos y riberas, como las del río Guadalora,
bien mezclado con encinas y alcornoques, bien
originando pequeños rodales monoespecífi cos de
elevado valor ecológico y paisajístico.
Por último, y en las zonas no cubiertas por enci-
nares o alcornocales, aparecen importantes man-
chas de matorral, teniendo una gran importancia
ecológica aquellas formadas por matorral noble,
con especies como el madroño, el lentisco, la cor-
nicabra o el durillo. El matorral de degradación de
jaras, aulagas y brezos, acompañado de cantueso
y retama en los lugares de mayor humedad, cumple
también una destacada función como protector del
suelo frente a la erosión y como refugio de la fauna
silvestre.
se puede considerar, quizás, como la mejor con-
servada de la provincia de Córdoba, debido tanto
al despoblamiento de la zona como al tradicional
uso cinegético al que la Sierra ha estado someti-
da desde tiempos históricos. Constituida por espe-
cies propias del clima mediterráneo, de inviernos
suaves y veranos muy secos y calurosos, destacan
dentro del Parque Natural aquellas especies arbó-
reas, arbustivas y de matorral más características
del bosque mediterráneo.
Sintetizando, las 60.032 ha que conforman este
Parque Natural se pueden distribuir, en lo que a ti-
pos de formación forestal se refi ere, de la siguiente
forma:
Bosque mediterráneo de la Sierra de Hornachuelos.
- El 30% de la superficie la ocupan bosques mix-
tos, principalmente de encina y alcornoque.
-El 23% de la superfi cie corresponde a dehesa,
ya sea de encina, de alcornoque o mixta.
-El 21% está cubierto por bosques puros, bási-
camente de encina o de alcornoque.
-El 20% lo ocupan formaciones arbustivas y
de matorral (arbustedas, arbustedas-matorral,
matorral, matorral con pastizal).
-El 6% restante de la superfi cie se cubre de di-
versos tipos de formaciones forestales, princi-
palmente pastizales y bosques de ribera.
encinas y alcornoquesEn cualquier caso, la encina es la especie forestal
más abundante e importante de la Sierra de Hor-
nachuelos, apareciendo acompañada por alcor-
noque y quejigo, en los sectores más húmedos, o
por acebuche, en los más secos. En las zonas de
menores altitud y pendiente, allí donde el relieve es
más suave y los suelos más productivos, se pre-
sentan las dehesas; no obstante, no abundan las
de grandes superfi cies, apareciendo limitadas por
la relativa escasez y extensión de sectores llanos
que favorecen su existencia y desarrollo. La encina
se ve asociada en este monte hueco con matorral
poco denso de especies como el romero, las jaras
pringosa y estepa, el torvisco o el cantueso, y por
especies herbáceas pascícolas. En este tapiz de
herbáceas destacan los tréboles, las acederas, los
murajes, los llantenes o diversas gramíneas (Briza
spp, Avena sterilis y Bromus spp.). En las áreas de
sierra, sobre todo en las laderas umbrías de orien-
tación norte, abundan los bosques maduros de
encina, con sotobosque arbustivo y de matorral de
mirto, acebuche, madroño y brezos.
Por su parte, los pisos bioclimáticos que determi-
nan la vegetación del Parque Natural son el termo-
mediterráneo (30% de la superfi cie) y el mesome-
diterráneo (70% de la superfi cie). El primero, que
se caracteriza por estar presente en las zonas más
bajas y cercanas al Valle del Guadalquivir y en una
estrecha franja que penetra desde Hornachuelos
hacia San Calixto, está representado por alcorno-
cales asentados sobre suelos ácidos. El segundo,
típico de las zonas más propiamente serranas, se
cubre principalmente de encinares, tanto adehesa-
dos como en densidad, sobre todo en las laderas
del Embalse del Bembézar y en la parte oriental del
Parque.
Alcornocal adehesado
Otras especies del género Quercus también pue-den encontrarse en este sector de Sierra Morena.Así, el alcornoque forma tanto dehesas, puras o en
mezcla con la encina, como masas espesas, sobre
todo en la mitad sur del Parque, en las zonas más
bajas de suelos ácidos y mayor humedad. La cos-
coja aparece en formaciones de matorral de susti-
tución (coscojares). Por último, el quejigo crece por
los parajes más húmedos, en las umbrías de valles,
barrancos y riberas, como las del río Guadalora,
bien mezclado con encinas y alcornoques, bien
originando pequeños rodales monoespecífi cos de
elevado valor ecológico y paisajístico.
Por último, y en las zonas no cubiertas por enci-
nares o alcornocales, aparecen importantes man-
chas de matorral, teniendo una gran importancia
ecológica aquellas formadas por matorral noble,
con especies como el madroño, el lentisco, la cor-
nicabra o el durillo. El matorral de degradación de
jaras, aulagas y brezos, acompañado de cantueso
y retama en los lugares de mayor humedad, cumple
también una destacada función como protector del
suelo frente a la erosión y como refugio de la fauna
silvestre.
EL MEDIO FÍSICO: HORNACHUELOS
Al norte del accidente tectónico conocido como fa-
lla del Guadalquivir, se extiende la zona de la pro-
vincia de Córdoba conocida como Sierra Morena,
topónimo que hace referencia al color oscuro de los
materiales y suelos que en esta cadena montaño-
sa se desarrollan y que contrastan poderosamente
con los colores claros y vivos de la Campiña.
Esta pobreza en elementos nutritivos, su textura por
lo general arenosa y con poca proporción de arcilla
y su escasa capacidad de intercambio catiónico,
Así, los máximos pluviométricos se concentran en
los meses de diciembre, enero y febrero. El verano
se caracteriza por una acentuada sequía, que en
los meses de julio y agosto es prácticamente total.
Los niveles medios de precipitación oscilan entre
los 800 mm (Villaviciosa de Córdoba) y los 500 mm
(Hornachuelos).
Las temperaturas, con una media anual de 17’2° C,
presentan una distribución estacional propia del ám-
bito regional en el que se ubica la Sierra, siendo los
meses de verano los más cálidos y los de invierno
los que registran las temperaturas más bajas.
Para concluir se puede afi rmar que, atendiendo a
los criterios de Thornthwaite, Dantin, Cereceda y
Koppen, el clima de este espacio natural puede ser
clasifi cado como Templado cálido (Mesotérmico).
Cuarterones de la Aljabara.
unido a la fisiografía quebrada, ha motivado que
tradicionalmente estos suelos se destinen a usos
forestales y ganaderos, al ser casi nula su aptitud
agrológica. Esto sin duda ha contribuido al actual
buen estado de conservación de la vegetación na-
tural.
HIDROLOGÍA
El drenaje de la Sierra de Hornachuelos, en gran
medida, depende de la red hidrográfi ca del Bem-
bézar. No obstante, también destacan las cuencas
del Retortillo, que marca el límite al oeste del Par-
que Natural, y del Guadiato, que constituye el límite
este.
CLIMA
El clima de la Sierra de Hornachuelos viene deter-
minado por varios factores, algunos de carácter di-
námico, comunes a la Cuenca Baja del Guadalqui-
vir, y otros locales que singularizan a esta comarca,
e incluso a sectores distintos dentro de ella.
La confi guración altitudinal de la Sierra provoca el
gradual incremento de las precipitaciones al au-
mentar la altura, paralelamente a la continentaliza-
ción de las temperaturas. Sin embargo, la confi gu-
ración topográfi ca distorsiona notablemente este
esquema, al actuar modifi cando la frecuencia y la
intensidad horaria de las precipitaciones.
El relieve actúa también aumentando la intensidad
horaria de la lluvia, aunque no su frecuencia. Esta
intensidad de precipitaciones, que en líneas ge-
nerales es muy elevada, provoca una importante
erosión hídrica, sobre todo en los suelos desnudos
después de la estación seca.
El Bembézar forma un valle de abruptos barrancos.
En la fotografía, Embalse de Derivación en Los Ángeles.
Los ríos y arroyos de esta red presentan,
desde el punto de vista hidrológico, ca-
racterísticas comunes, al tratarse de ríos
que nacen en Sierra Morena y desembo-
can en el Guadalquivir. Así, su régimen hí-
drico es el propio de la región mediterrá-
nea de montaña, marcado por las fuertes
oscilaciones de caudal interanuales.
A los citados ríos llegan, además, varios
arroyos que surcan profundos y estrechos
valles y barrancos, como el Névalo, el
Manzano, el Benajarafe, el Guazulema, la
Rabilarga, el Guadalvacarejo o el Guada-
lora, afl uentes del Bembézar. Al Guadiato
llegan otros, como el Guadiatillo y el de
la Cabrilla, al igual que al Retortillo, en el
que desemboca el Arroyo de la Sancha.
Embalse del Bembézar.
Los encajonados valles formados por los tres ríos
principales de la Sierra han servido para la creación
de uno de los más importantes sistemas de embal-
ses de la provincia. Construidos principalmente
para riego, son cuatro los existentes total o parcial-
mente en el Parque Natural: Embalse del Bembézar
(1963, 347 hm 3 ); Embalse de Derivación del Bem-
bézar (1961, 18 hm 3 ); Embalse del Retortillo (1970,
73 hm 3 ); y Embalse de la Breña (1935, 103 hm 3 ).
Finalmente, recordar la relación existente entre esta
amplia red hidrográfi ca y el relieve de la Sierra. Así,
en el sector occidental la red fl uvial, formada por las
subcuencas del Retortillo-Bembézar, mantiene la
dirección dominante de las estructuras hercinianas,
NW-SE. Por el contrario, en el sector oriental el siste-
ma fl uvial de la subcuenca del Névalo y del Guadiato,
ha diseccionado las unidades serranas en dirección
N-S, perdiendo ésta su carácter lineal y continuo.
lla del Guadalquivir, se extiende la zona de la pro-
vincia de Córdoba conocida como Sierra Morena,
topónimo que hace referencia al color oscuro de los
materiales y suelos que en esta cadena montaño-
sa se desarrollan y que contrastan poderosamente
con los colores claros y vivos de la Campiña.
Esta pobreza en elementos nutritivos, su textura por
lo general arenosa y con poca proporción de arcilla
y su escasa capacidad de intercambio catiónico,
Así, los máximos pluviométricos se concentran en
los meses de diciembre, enero y febrero. El verano
se caracteriza por una acentuada sequía, que en
los meses de julio y agosto es prácticamente total.
Los niveles medios de precipitación oscilan entre
los 800 mm (Villaviciosa de Córdoba) y los 500 mm
(Hornachuelos).
Las temperaturas, con una media anual de 17’2° C,
presentan una distribución estacional propia del ám-
bito regional en el que se ubica la Sierra, siendo los
meses de verano los más cálidos y los de invierno
los que registran las temperaturas más bajas.
Para concluir se puede afi rmar que, atendiendo a
los criterios de Thornthwaite, Dantin, Cereceda y
Koppen, el clima de este espacio natural puede ser
clasifi cado como Templado cálido (Mesotérmico).
Cuarterones de la Aljabara.
unido a la fisiografía quebrada, ha motivado que
tradicionalmente estos suelos se destinen a usos
forestales y ganaderos, al ser casi nula su aptitud
agrológica. Esto sin duda ha contribuido al actual
buen estado de conservación de la vegetación na-
tural.
HIDROLOGÍA
El drenaje de la Sierra de Hornachuelos, en gran
medida, depende de la red hidrográfi ca del Bem-
bézar. No obstante, también destacan las cuencas
del Retortillo, que marca el límite al oeste del Par-
que Natural, y del Guadiato, que constituye el límite
este.
CLIMA
El clima de la Sierra de Hornachuelos viene deter-
minado por varios factores, algunos de carácter di-
námico, comunes a la Cuenca Baja del Guadalqui-
vir, y otros locales que singularizan a esta comarca,
e incluso a sectores distintos dentro de ella.
La confi guración altitudinal de la Sierra provoca el
gradual incremento de las precipitaciones al au-
mentar la altura, paralelamente a la continentaliza-
ción de las temperaturas. Sin embargo, la confi gu-
ración topográfi ca distorsiona notablemente este
esquema, al actuar modifi cando la frecuencia y la
intensidad horaria de las precipitaciones.
El relieve actúa también aumentando la intensidad
horaria de la lluvia, aunque no su frecuencia. Esta
intensidad de precipitaciones, que en líneas ge-
nerales es muy elevada, provoca una importante
erosión hídrica, sobre todo en los suelos desnudos
después de la estación seca.
El Bembézar forma un valle de abruptos barrancos.
En la fotografía, Embalse de Derivación en Los Ángeles.
Los ríos y arroyos de esta red presentan,
desde el punto de vista hidrológico, ca-
racterísticas comunes, al tratarse de ríos
que nacen en Sierra Morena y desembo-
can en el Guadalquivir. Así, su régimen hí-
drico es el propio de la región mediterrá-
nea de montaña, marcado por las fuertes
oscilaciones de caudal interanuales.
A los citados ríos llegan, además, varios
arroyos que surcan profundos y estrechos
valles y barrancos, como el Névalo, el
Manzano, el Benajarafe, el Guazulema, la
Rabilarga, el Guadalvacarejo o el Guada-
lora, afl uentes del Bembézar. Al Guadiato
llegan otros, como el Guadiatillo y el de
la Cabrilla, al igual que al Retortillo, en el
que desemboca el Arroyo de la Sancha.
Embalse del Bembézar.
Los encajonados valles formados por los tres ríos
principales de la Sierra han servido para la creación
de uno de los más importantes sistemas de embal-
ses de la provincia. Construidos principalmente
para riego, son cuatro los existentes total o parcial-
mente en el Parque Natural: Embalse del Bembézar
(1963, 347 hm 3 ); Embalse de Derivación del Bem-
bézar (1961, 18 hm 3 ); Embalse del Retortillo (1970,
73 hm 3 ); y Embalse de la Breña (1935, 103 hm 3 ).
Finalmente, recordar la relación existente entre esta
amplia red hidrográfi ca y el relieve de la Sierra. Así,
en el sector occidental la red fl uvial, formada por las
subcuencas del Retortillo-Bembézar, mantiene la
dirección dominante de las estructuras hercinianas,
NW-SE. Por el contrario, en el sector oriental el siste-
ma fl uvial de la subcuenca del Névalo y del Guadiato,
ha diseccionado las unidades serranas en dirección
N-S, perdiendo ésta su carácter lineal y continuo.
Antiguo molino en el río Guadalora.
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